¿Qué el 14 de febrero se acerca y no tienes pareja? ¡No hay problema! El enamoramiento y practicar deportes extremos tienen mucho en común. Estar enamorado es algo muy bonito, en ocasiones también doloroso, al igual que practicar deportes, generamos ciertos químicos que provocan una sensación de felicidad y otros que sirven para luchar contra el dolor.
Uno de estos neurotransmisores son las endorfinas, que son unas pequeñas proteínas que cambian el dolor por el placer, disminuyendo el estrés y permitiendo un estado de ánimo ideal para gozar plenamente. Otro factor es la dopamina, una hormona que nos hace sentir más lúcidos, pensar más rápido y tener mayores reflejos en un menor tiempo. Esta se hace presente cuando hacemos algo que nos hace sentir bien, ya que estimula los centros del placer del cerebro.
Además la adrenalina, hace que el corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño. La llamada “hormona de la acción” aparece por ejemplo, cuando estamos esperando por ver nuestra pareja o un encuentro inesperado con esta, al igual que cuando practicamos rafting, canopy, escalar, surf etc… La función de la adrenalina es generar una eficaz adaptación al estrés, para que reaccionemos adecuadamente ante este tipo de situaciones.
Practicar deportes y sentirse enamorados generan este tipo que sustancias, que cuando terminas una relación vas al gimnasio, o sales a correr, o te montas en la bicicleta, es una manera de seguir produciendo los neurotransmisores que te hacían sentir tan bien. Pero solo o en pareja, hacer deportes es la mejor opción.